1/27/2023

El hilar fino

    



    Como un ave del cielo nos llegan los pensamientos, los de la intuición; esta que a veces nos cuesta escuchar porque tan a menudo se confronta en nosotros con todas esas creencias que hemos recibido de nuestros padres, cultura, sociedad e incluso heredado del linaje familiar. ¿Cuántas veces hemos errado por el "es que yo creía que", "yo pensaba que"...? Y es que estas ideas limitantes se expanden como una masa amorfa, incontrolable, provocando infortunios en nuestras vidas. Sin embargo, transformar lo recibido y lo heredado en algo bien hilado está en nuestras manos, tal y como nos muestra la hilandera de este cuadro. Solo tenemos que querer transformar lo recibido en un hilar fino, dando así un orden que nos permita materializar nuestro trabajo en un ovillo bien formado; y del que podremos tirar para tejer aquello que necesitemos o simplemente nos guste y plazca. 

    Los que me conocen, saben cómo disfruto del aprendizaje de los cuentos y toda la sabiduría que ellos, desde tiempos inmemorables, nos aportan, y la reflexión sobre este cuadro me hizo relacionarlo con un cuento de los Hermanos Grimm titulado El Rey de la Montaña de Oro .  A lo largo de este cuento, se presentan diversas situaciones en las que a raíz de lo que uno pensaba, esto sí que no lo creo, el pensó que, el va a pensar que, los personajes se ven arrastrados a situaciones que no les llevan por buen camino. El final, además, no podría ser más trágico con el "¡todas las cabezas al suelo, menos la mía!"

    A través del trabajo biográfico, todas estas creencias limitantes se pueden trabajar con el fin de que la persona pueda por sí misma transformar lo recibido en algo armónico y fructífero, permitiendo así la escucha de nuestra intuición. Y como biógrafa, no pude evitar leer sobre la biografía del pintor de este cuadro, La Hilandera, y ver si había alguna relación entre esta obra y su vida. 

    Valeriano Bécquer, pintor sevillano costumbrista y hermano del poeta Gustavo Adolfo Bécquer, ejecutó este óleo sobre tabla cuando tenía 33 años. De la información que pude recabar de su vida, hubo algunos datos que me llamaron bastante la atención. Se quedó huérfano de padre a los 8 años y a los 14 de madre. A los 28 años se casó y al poco tiempo (dos años más tarde) el matrimonio acabó abandonando su mujer el hogar y dejando a Valeriano con dos hijos muy pequeños. A los 32 años, Valeriano consiguió una pensión anual del Gobierno (estructura paternal) a cambio de la entrega de algunas de sus obras, pensión que perdió a los 35 años de edad. Dos años más tarde, a los 37 muere Valeriano Bécquer dejando huérfanos a su hijos; su padre había muerto a los 36.

    Aunque estos datos así expuestos en un principio parezcan solo hechos asociados a números, para los que manejamos las leyes biográficas a través del trabajo biográfico, estos años nos aportan una valiosa información que de haber sido posible hablar con Valeriano Bécquer, a mí me hubiera gustado escuchar por ejemplo qué recordaba de sus padres, cómo vivió tanto la pérdida de ambos cuando era niño como la de su matrimonio a los 30 años y qué relación podría tener el cuento de El Rey de la Montaña de Oro con su obra La Hilandera y su propia historia. 

    Las biografías, como los cuentos con sus protagonistas, narran las historias de cada uno de nosotros, de nuestras pérdidas, nuestros obstáculos, nuestro poder transformador, nuestras emociones... todo un despliegue vivencial que hace que la vida de cada uno de nosotros sea una historia única. 

    ¡Anímate a conocer tu historia a través del trabajo biográfico!


María Reino


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